En 1963, Tibi Lhundub Tsering de siete años de edad fue recogido por sus
padres adoptivos en el aerouerto de Zurich, en Suiza. Su madre, Youden
Jampa, que trabajaba en un campamento de construcción de carreteras en
la India, no sabía nada sobre el paradero de su hijo. Este es el inicio
de la verdad inconveniente e incómoda presentada en el documental suizo "Tibi y sus madres", dirigida por Ueli Meier.
El documental muestra que Tibi es uno de los 200 llamados "huérfanos tibetanos", quienes fueron llevados a Suiza en los años 60 desde una Guardería para Niños Refugiados Tibetanos en Dharamsala, dirigido por Tsering Dolma, hermana mayor del Dalai Lama. Los niños fueron trasladados mediante un programa operado de manera privada por el empresario suizo Charles Aeschimann y aprobado por el Dalai Lama.
Contrario a las expectativas de los padres adoptivos en Suiza, sólo 19 de estos niños eran huérfanos, pues la mayoría tenía al menos un padre en el Tíbet, a menudo a los dos, señaló Meier, con base en un informe de Aeschiman, en el contenido extra de la edición en DVD del documental.
En una carta confidencial en febrero de 1963, el embajador suizo en la India en ese momento señaló que descubrió que muchos de estos "huérfanos" seleccionados en Dharamsala en realidad tenían al menos un padre. Advirtió sobre las "dificulatades humanas y espirituales" que enfrentaban los niños que se volvían "artículos para cuidar asignados por contrato" gracias al acuerdo entre Aeschimann y el Dalai Lama.
Meier tambien señaló que durante su investigación para el documental, muchos documentos mostraron que Aeschimann y el Dalai Lama tenían intereses distintos en su arreglo. Mientras que Aeschimann deseaba un refugio para niños, el Dalai Lama parecía pretender convertir a los niños en una élite del "gobierno tibetano en el exilio".
El documental muestra que Tibi es uno de los 200 llamados "huérfanos tibetanos", quienes fueron llevados a Suiza en los años 60 desde una Guardería para Niños Refugiados Tibetanos en Dharamsala, dirigido por Tsering Dolma, hermana mayor del Dalai Lama. Los niños fueron trasladados mediante un programa operado de manera privada por el empresario suizo Charles Aeschimann y aprobado por el Dalai Lama.
Contrario a las expectativas de los padres adoptivos en Suiza, sólo 19 de estos niños eran huérfanos, pues la mayoría tenía al menos un padre en el Tíbet, a menudo a los dos, señaló Meier, con base en un informe de Aeschiman, en el contenido extra de la edición en DVD del documental.
En una carta confidencial en febrero de 1963, el embajador suizo en la India en ese momento señaló que descubrió que muchos de estos "huérfanos" seleccionados en Dharamsala en realidad tenían al menos un padre. Advirtió sobre las "dificulatades humanas y espirituales" que enfrentaban los niños que se volvían "artículos para cuidar asignados por contrato" gracias al acuerdo entre Aeschimann y el Dalai Lama.
Meier tambien señaló que durante su investigación para el documental, muchos documentos mostraron que Aeschimann y el Dalai Lama tenían intereses distintos en su arreglo. Mientras que Aeschimann deseaba un refugio para niños, el Dalai Lama parecía pretender convertir a los niños en una élite del "gobierno tibetano en el exilio".
De acuerdo con las cartas entre ambos, el Dalai Lama jamás mencionó el bienestar psicológico de los niños luego de ser separados de sus padres y sólo sostuvo una discusión limitada con Aeschimann acerca de ellos, dijo el director en una entrevista con el diario suizo en idioma alemán "Neue Zuricher Zeitung", el cual presentó una serie de reportajes en septiembre cuestionando el programa de "huérfanos tibetanos".
Respecto
a Tibi, protagonista del documental, los cariñosos cuidados y
dedicación de sus padres adoptivos no pudieron sustituir el amor de su
verdadera madre. Perdió el rumbo y casi se perdió a sí mismo cuando
visitó a sus padres biológicos por primera vez en años y se dio cuenta
de que su madre nunca podrá entenderlo.
La película acompañó a Tibi en su viaje para visitar a su verdadera madre en la India y a su madre adoptiva en Gruningen, Suiza. "Al observar la actual vida tranquila de las dos ancianas, surgieron silenciosos pero algunas veces dolorosos recuerdos lejanos", menciona la introducción de la película.
El director dijo que durante su investigación se enteró de muchas historias trágicas de niños adoptados.
Un estudio publicado en 1982 por la Universidad de Zurich encontró que entre los tibetanos que crecieron en Suiza, se reportaron suicidios únicamente en el grupo de "Niños Aeschimann", dijo Meier en la entrevista con el periódico suizo. Meier dijo que envió una solictud de entrevista a la oficina del Dalai Lama en Ginebra, pero no hubo respuesta.
El martes, el gobierno chino condenó al Dalai Lama y a su camarilla por abusar de los derechos de los niños al orquestar en la década de los 60 la campaña para enviar a los "huérfanos" tibetanos a Suiza. En una conferencia de prensa regular, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, dijo "las acciones del Dalai Lama han pisoteado los derechos individuales de los niños y violaron públicamentela ética y la moral. Toda persona humana y amante de la justicia debe condenar esos actos".
La película acompañó a Tibi en su viaje para visitar a su verdadera madre en la India y a su madre adoptiva en Gruningen, Suiza. "Al observar la actual vida tranquila de las dos ancianas, surgieron silenciosos pero algunas veces dolorosos recuerdos lejanos", menciona la introducción de la película.
El director dijo que durante su investigación se enteró de muchas historias trágicas de niños adoptados.
Un estudio publicado en 1982 por la Universidad de Zurich encontró que entre los tibetanos que crecieron en Suiza, se reportaron suicidios únicamente en el grupo de "Niños Aeschimann", dijo Meier en la entrevista con el periódico suizo. Meier dijo que envió una solictud de entrevista a la oficina del Dalai Lama en Ginebra, pero no hubo respuesta.
El martes, el gobierno chino condenó al Dalai Lama y a su camarilla por abusar de los derechos de los niños al orquestar en la década de los 60 la campaña para enviar a los "huérfanos" tibetanos a Suiza. En una conferencia de prensa regular, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, dijo "las acciones del Dalai Lama han pisoteado los derechos individuales de los niños y violaron públicamentela ética y la moral. Toda persona humana y amante de la justicia debe condenar esos actos".
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