Yemen, un país atribulado por la pobreza o por el terrorismo de Al
Qaeda, se ha propuesto batir un récord. Un total de 4.000 parejas, en
las que al menos uno de los contrayentes es huérfano, se casaron en
varias bodas colectivas en el país. Al margen de los números, estas
celebraciones tuvieron otra peculiaridad: la ausencia de mujeres.
Siguiendo las conservadoras costumbres y tradiciones yemeníes, que prohíben a personas de distinto sexo compartir un mismo espacio, las novias no acudieron a su boda. Mientras las mujeres celebraron en sus casas de forma individual la boda, los hombres se juntaron en distintos recintos públicos en la capital, Saná, y en otras provincias.
El enlace más multitudinario tuvo lugar en el mayor complejo deportivo de Saná, que también es utilizado para actos políticos y que estuvo adornado con flores y alfombras tradicionales. En la capital, uno de los recién casados, Naif al Qadimi, expresó su alegría por la boda, que debido a sus escasos recursos le habría sido muy complicado celebrar.“Una celebración colectiva es la mejor forma de contraer matrimonio. Yo solo no podría haber asumido los gastos”, subrayó el joven.
La idea de esta “macroboda” proviene de la organización no gubernamental yemení Fundación de Desarrollo de los Huérfanos, que ha contado con el respaldo financiero de Catar.
El portavoz de esta ONG, Jatab al Jamiri, explicó que han solicitado a la institución del libro Guinness registrar el evento en su lista de récords. Solo en Saná se casaron 1.040 hombres, que iban ataviados con un turbante blanco adornado con flores, la túnica tradicional y una chaqueta con el típico puñal yemení (“jambiya”) amarrado a la cintura.
También portaron sables sobre los hombros y algunos de ellos bailaron la danza tradicional de lucha “Al Baraa”, en la que los hombres blanden sus puñales al ritmo de la percusión. Los yemeníes acostumbran a celebrar bodas colectivas para disminuir los costes de estas fiestas, aunque nunca se había celebrado una tan masiva.
El coste de esta fiesta colectiva, que superó los 2,5 millones de dólares, fue financiado por el ex emir de Catar, Hamad bin Jalifa al Zani.
A la ceremonia de Saná acudió el consejero para Asuntos Militares de la Presidencia yemení, general Ali Mohsen Ahmar, así como responsables del Gobierno catarí. Los organizadores, además de pagar los gastos del evento y de la vestimenta de los novios para la ocasión, han otorgado ayuda financiera a los cónyuges para iniciar su vida de casados. Entre fuegos artificiales y lanzamientos de pétalos de flores, otro de los novios, Yehia Ahmed, destacó que este tipo de bodas son una muestra de “solidaridad y apoyo”. Como Ahmed, todos estos jóvenes celebran haber tenido la oportunidad de contraer matrimonio y no de cualquier modo, sino marcando un hito en su país.
Nerviosos aguardan su recién estrenado papel de hombres casados y la decisión del libro récord de los Guinness sobre esta inusual y multitudinaria ceremonia.
Fuente: El Nuevo Herald
Siguiendo las conservadoras costumbres y tradiciones yemeníes, que prohíben a personas de distinto sexo compartir un mismo espacio, las novias no acudieron a su boda. Mientras las mujeres celebraron en sus casas de forma individual la boda, los hombres se juntaron en distintos recintos públicos en la capital, Saná, y en otras provincias.
El enlace más multitudinario tuvo lugar en el mayor complejo deportivo de Saná, que también es utilizado para actos políticos y que estuvo adornado con flores y alfombras tradicionales. En la capital, uno de los recién casados, Naif al Qadimi, expresó su alegría por la boda, que debido a sus escasos recursos le habría sido muy complicado celebrar.“Una celebración colectiva es la mejor forma de contraer matrimonio. Yo solo no podría haber asumido los gastos”, subrayó el joven.
La idea de esta “macroboda” proviene de la organización no gubernamental yemení Fundación de Desarrollo de los Huérfanos, que ha contado con el respaldo financiero de Catar.
El portavoz de esta ONG, Jatab al Jamiri, explicó que han solicitado a la institución del libro Guinness registrar el evento en su lista de récords. Solo en Saná se casaron 1.040 hombres, que iban ataviados con un turbante blanco adornado con flores, la túnica tradicional y una chaqueta con el típico puñal yemení (“jambiya”) amarrado a la cintura.
También portaron sables sobre los hombros y algunos de ellos bailaron la danza tradicional de lucha “Al Baraa”, en la que los hombres blanden sus puñales al ritmo de la percusión. Los yemeníes acostumbran a celebrar bodas colectivas para disminuir los costes de estas fiestas, aunque nunca se había celebrado una tan masiva.
El coste de esta fiesta colectiva, que superó los 2,5 millones de dólares, fue financiado por el ex emir de Catar, Hamad bin Jalifa al Zani.
A la ceremonia de Saná acudió el consejero para Asuntos Militares de la Presidencia yemení, general Ali Mohsen Ahmar, así como responsables del Gobierno catarí. Los organizadores, además de pagar los gastos del evento y de la vestimenta de los novios para la ocasión, han otorgado ayuda financiera a los cónyuges para iniciar su vida de casados. Entre fuegos artificiales y lanzamientos de pétalos de flores, otro de los novios, Yehia Ahmed, destacó que este tipo de bodas son una muestra de “solidaridad y apoyo”. Como Ahmed, todos estos jóvenes celebran haber tenido la oportunidad de contraer matrimonio y no de cualquier modo, sino marcando un hito en su país.
Nerviosos aguardan su recién estrenado papel de hombres casados y la decisión del libro récord de los Guinness sobre esta inusual y multitudinaria ceremonia.
Fuente: El Nuevo Herald
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