India es un escenario mundialmente conocido cuando se habla de tráfico infantil. El último caso que ha salido a la luz lleva hasta Bengala Occidental, al este del país, donde se compraban recién nacidos que eran vendidos a parejas sin hijos.La Policía ha detenido recientemente a 11 personas relacionadas con este presunto tráfico de bebés. En una clínica en la ciudad de Baduria los agentes encontraron a dos bebés en un almacén de productos médicos. Los pequeños estaban dentro de cajas de galletas.
Según la Policía, a la clínica acudían mujeres jóvenes y embarazadas que no querían ser madres. Mujeres a la búsqueda desesperada de un aborto, limitado en el país. El centro les ofrecía otra opción: que dieran a luz para después comprarles a sus hijos.Las madres recibían 300.000 rupias (4.100 euros) por cada niño y 100.000 (1.300 euros) por niña. La diferencia de precio se explica con el tradicional desprecio hacia las recién nacidas, vistas como una carga en la familia porque ésta tendrá que pagar una dote cuando la chica se case, algo que lleva a que las niñas sean peor tratadas y educadas durante su infancia. El varón, en cambio, es quien hereda el linaje y cuida de los padres en su senectud, por lo que su educación, su cuidado y su futuro serán prioritarios.
En otros casos, las mujeres no eran persuadidas para entregar su bebé. Ni siquiera se enteraban de lo que sucedía. Tras el parto, se les comunicaba que sus recién nacidos habían fallecido durante el alumbramiento. No volvían a verlos. "Cuando estas mujeres pedían ver a sus bebés muertos se les aconsejaba que no lo hicieran y se iban a casa sin verlos. Si ellas insistían, se les pagaba un soborno para que callasen", afirmó a la prensa el subinspector general del Departamento de Investigación Criminal (CID) del estado, Bharat Lal Meena.
Las autoridades afirman que los recién nacidos eran introducidos en cajas de cartón y trasladados a un centro de adopción cercano, donde eran vendidos supuestamente a parejas sin hijos, una especie de falsa adopción a cambio de dinero. "Era un grupo bien organizado que incorporaba a toda clase de manos para la red de contrabando", dijo otro funcionario de la CID sin identificar, citado por Reuters. Entre los detenidos se encuentran el propietario del centro y otros miembros de su personal, dos sospechosos de preparar documentación falsa para los niños y el empleado de una ONG local en la que las entregas tenían lugar.
"Sospechamos que esta práctica ha estado produciéndose durante tres años. Creemos que por lo menos 25 bebés fueron vendidos, pero no estamos seguros de la cifra, ya que tenemos que revisar los registros en nuestra investigación", señaló Meena. El destino de los pequeños se cree que eran ciudades como Delhi o Chennai o incluso otros países.
El Sur de Asia es la región del mundo donde más está creciendo el tráfico de personas, de acuerdo a Naciones Unidas. Según el último informe de la Oficina Nacional de Registro de Delitos (NCRB) de India, este país asiático vivió el año pasado un incremento del 25% en los casos de trata. Bengala Occidental, junto a Assam, Tamil Nadu y Telangana son los estados con mayor número de casos.Las cifras oficiales de la NCRB apuntan que en 2015 hubo 6.877 casos, frente a 5.466 el año anterior, pero las ONG que trabajan en este tema, especialmente en el tráfico de menores, estiman que los números reales son insultantemente mayores.
Dentro del tráfico, la NCRB incluye entre otras cosas la "importación de mujeres de otros países, el apoderamiento de niñas menores, la compra y la venta de menores para prostitución". En India, los puntos de origen en el tráfico de menores suelen ser las zonas rurales. Los niños son atrapados por estas redes en las que en ocasiones están involucrados los propios familiares y acaban en grandes ciudades, trabajando en casas como empleados domésticos, en fábricas de ladrillos, en pequeños talleres o en restaurantes locales (dhabas). Cuando se trata de mujeres, los casos suelen estar relacionados con matrimonios forzados, en los que se enfrentan a un futuro de violencia sexual silenciada por la comunidad, o con burdeles, donde la violencia sexual se convierte en un empleo diario. Una pesadilla diaria.
Fuente: El Mundo
Texto Victor Martin